domingo, 8 de abril de 2012

Querido... Querido? Ni si quiera siento quererte.

Escribo las ultimas palabras que puedo llegar a dedicarte, escribo desde una habitación donde todo empezó y de a poco terminó. A pesar de que no oigo mas tu voz, muy seguido la siento punzante e imponente en mi mente. sé que voy a verte una ultima vez antes de que te vallas, claro está si es que no fue todo una mentira. Sé que en ese moento tu compñía me confortará, para despues hundirme sola.
Recuerdo y veo cosas no muy viejas, pero que igualmente siento MUY distantes.
Recuerdo haberte conocido, y como mi corazón quedó cautivo, apresado por un guitarrista, y en el fondo sabía que todo era mentira.
Recuerdo cuando regresé tres dias después, y todo cambió, de una manera fría, quizás no humana. Estaba asustada, no sé porque, pero asustada en fin porque sabía que todo era una mentira.
Temblaba de miedo de a ratos, pero no lo notabas.
Nunca me cuestionaste nada, salvo el cigarrillo. Eso era lo que me encantaba. Entonces te miré una sola vez a los ojos cuando estábamos en la plaza, y creí no haberme equivocado al escogerte. Desde entonces, no hago mas que tener dudas sobre vos, mas allá de que ya no tengamos nada que ver el uno con el otro.
Te amaba, o al menos eso creía, por un millón de motivos, sobre todo por tus aficiones... Tanto la musica, una pequeña aficion a la pintura, además el bienestar que demostrabas. Para mí, todo era motivo de amarte.
También me has enseñado mucho a mi, me has apoyado en muchas cosas y me has inspirado para que mi amor analítico por el arte surta efecto, y no te imaginas lo mucho que eso significa para mi.
Todo esto durante varios meses, meses maravillosos.
Fuiste como mi mejor amigo, un gran amor, y además de todo eso, nunca supe que es lo que mas me gustaba de vos.
Fuera de vos, de tu amor, de nuestros momentos juntos. Para mi, todo actuaba en un universo totalmente aparte.
Se que has pensado que estaba loca por varias cosas, pero tengo mis motivos. Has querido mil motivos por todo, y siempre he callado. Te hablé en mil canciones, más no quisiste escucharme. Por eso cerré mis oidos, porque con vos es muy dificil hablar.
Mas alla de todo, no debo, ni puedo, ni debo rendirme. Ya no es una opcion para mi.
Guardá esta carta, y si alguna vez te acordás de mi, leela como si estuviera recien escrita.
Sé feliz.


No hay comentarios:

Publicar un comentario